miércoles, 22 de octubre de 2008
CALVINA
Tïtulo: Calvina
Autor: Carlo Fabreti
Editorial: SM
Por qué Calvina es el premio El Barco de vapor.
Porque es un ejercicio ejemplar de libertad creadora. En un mundo, el de la literatura infantil, en el que ciertas creaciones nacen limitadas por las convenciones del género, por las exigencias de lo políticamente correcto o por una imagen reduccionista de sus receptores (los niños y niñas), Calvina es todo un revulsivo. Calvina nace del genio creador de su autor y solo rinde cuentas a su lógica particular. Una pequeña muestra: Calvina es un niño calvo que no confirma en ningún momento si es niño o niña, que se identifica con la Alicia de Alicia en el País de las Maravillas, que asiste a un manicomio biblioteca, que guarda el cadáver de su madre en el congelador, junto a los guisantes...
Por su sentido (o sinsentido) del humor. Calvina recoge la mejor tradición del nonsense Sus alocados personajes (a veces, como el loco que se cree el Sombrerero Loco de Alicia,
doblemente locos, e incluso «metalocos»), sus situaciones delirantes y sus disparatados diálogos
recuerdan a Alicia en el país de las maravillas y son la mayor prueba de que «el humor dota a los libros infantiles de su mejor poesía», como decía Bernardo Atxaga.
Porque trata al lector como a un ser inteligente, planteándole preguntas y situándolo en una paradoja constante que incita a pensar jugando y a jugar pensando. No solo no renuncia a la complejidad, sino que la abandera. «Las cosas no siempre son esto o lo otro: a menudo
son esto y lo otro» es una frase recurrente en el libro.
Por su apasionada defensa de la lectura. Calvina ofrece una lúcida reflexión sobre la lectura desde la pasión y el conocimiento. En la librería farmacia donde acude Calvina, los libros se prescriben como medicamentos, puesto que ayudan a sanar el espíritu; en el cine dormitorio,
se demuestra que «cada vez que leemos, nuestra mente realiza un trabajo maravilloso, un fantástico ejercicio que nos hace crecer por dentro»... Toda la obra es un homenaje a la literatura en general y a autores como Italo Calvino, Robert Louis Stevenson o Lewis Carroll en particular.
En definitiva, porque es un libro bueno que nos fortalece y nos hace más sabios,
según la definición que ofrece el propio autor en la novela: «Si el libro es bueno, es decir, si estimula nuestra imaginación, si nos hace pensar y plantearnos nuevas
preguntas, luego volvemos a la realidad con un poco más de fuerza y un poco
más de sabiduría».
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